
Ernesto Cardenal, sí, gran poeta nicaraguense, sacerdote católico,
socialista, sandinista, castrista, y..... sigue siendo el mismo...
Belkis Cuza-Malé
En 1981, el poeta nicaraguense Ernesto Cardenal fue a dar
una conferencia a la Universidad de Princeton, y aunque
no habíamos sido invitados por la institución (como nunca lo fuimos), un
amigo, el pintor nicaraguense
Armando Morales, nos conminó a acompañarlo.
Aprovechando la ocasión, y como lo conocíamos muy bien,
tanto Heberto
como yo, quise pedirle ayuda para que intercediera por mi hija que
permanecía en Cuba. No era, como digo, una desconocida para él, pues lo
había visto en varias oportunidades años atrás, e incluso le había
ofrecido información sobre la represión
religiosa en Cuba cuando a finales de los 60 o principios de los 70
llegó a la Isla en plano de
investigador para escribir su libro sobre la revolución, que finalmente
publicó, y
donde también aparece Cintio Vitier dando testimonio de cómo morían
fusilados los jóvenes gritando Viva Cristo Rey!!! (todavía Cintio no se
había convertido
al redil castrista). Conocedor de la represión que podría venir contra
todos los
que le ofrecimos información para su libro, Cardenal publicó
anónimamente aquellos testimonios.
Pero ahora allí, en la Universidad de Princeton, tras saludarlo, le hablé aparte
y le rogué, como madre, no como intelectual, que intercediera por mi hija,
entonces de 14 años, a la que el gobierno castrista no le permitió acompañarme
cuando salí de Cuba en 1979, ni después.
Estas fueron sus palabras textuales:
Estas fueron sus palabras textuales:
"Lo siento, Belkis, mi amistad con Fidel no me permite hacerle esa
petición..". Yo no le dije nada, y me quedé en silencio, pensando en lo cobarde y malvada
que puede ser una persona, aún siendo un sacerdote y decirse cristiano. Luego, cuando al paso de los años, y siendo Ministro
de Cultura del gobierno sandinista, llegó el Papa Juan Pablo II a Managua y lo primero que
hizo fue señalar a Cardenal y reprenderlo (y hasta creo que lo excomulgó), me
sentí feliz de que al menos se le desesmarcarara en público.
Siempre recordaré una fiesta en La Habana, en casa de mi
amigo Pablo Armando Fernández, a principios de los 70, a la que
asistió Cardenal, cuando un poeta cubano, muy amigo mío, que hoy ocupa
una alta posición en el gobierno, me dijo textualmente: "Me voy de
aquí ahora mismo, no soporto a ese farsante", y me pidió que lo siguiera
al
patio. Allí, ante mis ojos asombrados, saltó el alto muro de concreto
que lo llevaba
a la calle y se marchó.
Ahora Ernesto Cardenal, sin pudor alguno, denuncia
públicamente a Daniel
Ortega y a su familia, dice que son una tiranía familiar o algo así. Da
lo
mismo lo que diga de la pandilla sandinista a la que él perteneció con
tanta efusión. El hecho es que por un lado recibe el Premio Reina Sofía
de
Poesía, disfruta de los euros, se beneficia de vivir en un mundo libre, y
por el otro
sigue aplaudiendo a Fidel Castro, elogiando la tiranía castrista, y
atacando a
Estados Unidos, llamándolo con el viejo slogan del imperialismo. Un
imperialismo que lo ha recibido en sus aulas universitarias, y donde
mucho antes estudió y convivió con el poeta Thomas Merton.
Lástima que Ernesto Cardenal, a sus ochenta años, y
siendo un "cristiano", no haya dejado de servir al demonio. Un Judas que
no
se arrepiente de nada.
Aquí, su reciente entrevista en La Jiribilla. Para que la "disfruten",
por si ustedes creían que ser un buen poeta y un sacerdote lo hace un
ser humano digno y bueno. Por cierto que el diablito con que ilustran
la entrevista le viene como anillo al dedo:
ENTREVISTA CON ERNESTO
CARDENAL
Hay que ser socialistaNirma Acosta • La Habana | |
Ernesto Cardenal, el poeta y amigo
nicaragüense, nos trajo de vuelta el recuerdo de aquellos días en que, con su
habitual cotona y la boina negra, le escuchamos leer sus poemas más entrañables
en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas. Nació en 1925 en la ciudad de
Granada. Ha sido incluido en la corriente poética conocida como exteriorismo y
ha compartido su vocación por las letras con la escultura y la pintura. Su
resistencia contra la dictadura de Somoza fue un símbolo para Latinoamérica. Se
incluyen en su obra poética los títulos, “Epigrama”, “Oración por Marilyn
Monroe y otros poemas”, “El estrecho dudoso”, “Homenaje a los indios
americanos”, “Salmos”, “Los ovnis de oro”, “Telescopio en la noche oscura”, “La
vida perdida” y “Canto Cósmico” presentado el año pasado en La
Habana.
No hay espacio para la duda en este
hombre que ha vivido lo suficiente como para saber deslindar al Bien del Mal.
“Soy revolucionario.”, nos repite, “con la misma fe, convicción y la misma
esperanza”. El poeta ha recibido la Orden José Martí de la República de Cuba y
en los días de 2003, cuando la campaña mediática contra la Isla servía de
pretexto a una posible invasión, no se dejó silenciar y firmó junto a otros
intelectuales el mensaje “A la conciencia del mundo”. Justo así empezó esta
conversación: recordando aquellos momentos en que apostar por Cuba era también
la manera hermosa de decir: “Yo he repartido papeletas clandestinas/ gritado
¡Viva la libertad! en plena calle, desafiando a los guardias armados.
/
¿Cómo se conjuga la literatura y la
política en su vida?
No me considero un político, sino un
revolucionario, y soy revolucionario porque soy un poeta. Siempre he creído que
estamos hechos de los mismos elementos que las estrellas. Nuestro cuerpo está
hecho de átomos, igual que el corazón de las estrellas. Venimos de ellas y
nosotros somos las mismas estrellas con conciencia y amor en el
universo.
La poesía me llevó a una conversión
con Dios, a un monasterio y también a la Revolución. Tuve una conversión
primera: la del encuentro con Dios. Después lo que he llamado una segunda
conversión: cuando estuve en Cuba, en 1970, durante mi primera visita a la Isla,
a la Revolución y al pueblo.
¿Entonces, el encuentro con la
Revolución cubana fue de alguna manera la que completó y definió el camino de
Ernesto Cardenal?
Sí. Aquí me di cuenta de que el camino
era este: el de Cuba. Desde entonces he militado con la
Revolución.
Después de la caída del campo socialista, algunos han tenido hasta
miedo de decir lo que usted defiende con tanta fuerza: el “ser revolucionario”.
¿Qué le diría a quienes se han salido o han preferido andar por un atajo hacia
la derecha?
Sigo siendo revolucionario igual que
antes, con la misma fe, convicción y la misma esperanza. Nunca he tenido una
vacilación al respecto.
Solo existen dos sistemas económicos posibles: la apropiación privada de las
riquezas de la tierra, y la puesta en común de esas riquezas. No hay un camino intermedio entre el
capitalismo y el socialismo. No existe una tercera vía. Hay que ser
socialista.
¿Cómo ve el futuro?
Como un futuro socialista.
¿Cuánto le ha ayudado la poesía en los
momentos más difíciles? ¿Cómo ha recibido este homenaje de los cubanos por su 80
cumpleaños?
No solo la poesía. La poesía me ha
ayudado, pero yo diría que lo que más me ha ayudado es mi amor a la humanidad,
al pueblo, mi amor a la Revolución.
Ningún homenaje por mis 80 años ha sido más importante que este que se me hace
en Cuba. Justamente por tratarse de Cuba, que es el único país socialista que
q
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